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Buscando el otoño en la ciudad; Canon EOS 650 con Fujicolor C200

Como viene sucediendo en los últimos años, el otoño en Zaragoza tiene un carácter bastante benigno hasta que no llega noviembre. Y aun así, aunque refresca, puede haber alguna lluvia, o levantarse algo de viento, parecen haber desaparecido las desapacibles nieblas que hace unos años llegaban por estas fechas. Pero volviendo al mes de octubre, se convierte más en una especie de segunda primavera. O el veratoño, que dicen algunos.

Una de las consecuencias es que, cuando sales a caminar por las zonas verdes de la ciudad, cuesta encontrar los colores ocres en las hojas de los árboles caducifolios. Las hojas permanecen verdes, quizá con una tendencia hacia el amarillo, pero rara vez aparecen los colores más cálidos y más intensos. Luego, en cuento llega el tiempo más fresco, y se levanta el viento, las hojas caen directamente sin haber recorrido todo el espectro cromático que nos gusta a los fotógrafos.

Aprovechando las temperaturas benignas, durante los fines de semana de octubre y el puente del primero de noviembre, realicé una serie de paseos por las zonas verdes de la ciudad "armado" con cámaras para película tradicional y distintos tipos de película negativa en color. De esta forma, poder tener al final un recorrido por los distintos matices cromáticos que cada una de estas películas pueden proporcionar a nuestras fotografías.

Las que hoy os muestro, junto con las que aparecieron en la entrada de mi Cuaderno de ruta del pasado domingo, están realizadas con la Canon EOS 650 calzada con el objetivo estándar EF 50/1,4 USM. Un objetivo curiosamente poco apreciado por algunos "sabios", y que a mí me parece un objetivo muy digno para su precio. Probablemente, a su apertura más abierta f/1,4, no pueda ser comparable a los modernos 50/1,4 de diseño telecéntrico, con aubundancia de elementos ópticos, grandísimos y carísimos. Estamos hablando de los 300 y poco euros que me costó este objetivo frente a los más baratos, de Sigma, que doblan este precio. Y no digamos los más de 1000 euros para los objetivos de marca más prestigiosa. Pero a aperturas medias... me cuesta entender que la inmensa mayoría de la gente encuentre alguna diferencia.

Como material sensible, la muy modesta Fujifilm Fujicolor C200, una de las películas negativas en color más baratas del mercado, que sin embargo da buenos resultados con tal de que seas un poco fino al exponer sus fotogramas, poniendo especial interés en no subexponer. Sus tonos me parecen adecuados para un uso polivalente, pero en especial para paisajes sutiles, sin estridencias en los colores.

Un nuevo carrete de Kodak Pro Image 100 con Canon EOS 650 en las zonas verdes de Zaragoza

Hace aproximadamente un mes os comentaba los resultados que había obtenido con el primer carrete de película Kodak Pro Image 100 que había utilizado en mi vida. Incluso unos días más tarde, de alguna forma lo comparaba con la Kodak Gold 200, llegando a la conclusión de que con los precios actuales, merecía la pena más esta última, que además nos da una ligera reserva de sensibilidad extra que puede venir bien en alguna ocasión.

Cuando hace pocas semanas estuve probando el teleobjetivo 100-300 mm de Panasonic que me prestaron, me llevé también en el macuto de nuevo la Canon EOS 650, calzada con el EF 40/2,8 STM para mayor ligereza, y con un nuevo carrete de Kodak Pro Image 100 de los varios que adquirí en su momento. Y lo cierto es que tras recibir los resultados... ya no tengo tan claras las conclusiones de mis artículos anteriores.

Fundamentalmente estoy hablando de fotografía de paisaje en entorno semiurbano, o en zonas verdes dentro de la ciudad. Y también en distintas horas del día.

La primer tanda de fotografías del carrete se corresponde con un amanecer. Un amanecer en el que la atmósfera no estaba todo lo limpia que podría estar, lo cual es propio del verano en Zaragoza, y con ausencia de nubes en el cielo. Eso nos da unos tonos rojizos en los primeros minutos de sol del día, que progresivamente van virando al amarillo, hasta que el cielo se instala lo suficientemente alto en el firmamento como para ofrecer la dura luz del verano en estas latitudes.

Ese mismo día, fuimos luego caminando, con el sol ya alto durante la mañana, por la desembocadura del río Gállego hasta el puente sobre este río en el barrio de Santa Isabel. Condiciones de luz muy distintas.

En cualquier caso, ambas seres de fotografías resultaron en buena tonalidad de color. Quizá el digitalizado ofrecido por Malvarrosa Film Lab peca de un cierto sesgo hacia los tonos cálidos en las horas en que el sol está alto. En ese momento, la luz que ofrece el astro rey, sumado al azul de la bóveda celeste hace que la luz general sea considerablemente más fría que en las primeras horas de la mañana tras la salida del sol. Pero unos ligeros toques del deslizador de temperatura de color en Lightroom lleva la fotografía a sus tonos realistas. Sobre si eso hace que la fotografía quede mejor que con unos tonos más cálidos, pero menos comprometidos con la realidad, es cuestión de gustos. A mí no me acaba de gustar que el azul del cielo se mezcle con tonos cálidos cuando no debe. Puestos a alterar algo la imagen, habrá que reservar y modificar por zonas; no realizar un desplazamiento global de los tonos.

Unos días más tarde, habiendo quedado para ver una película en el cine a las ocho y media de la tarde, salí con tiempo con el fin de caminar un rato por el Parque Grande de Zaragoza y la orilla del río Huerva antes de acudir a las salas de cine. Y así, terminar de exponer el carrete de Kodak Pro Image 100. Las condiciones de luz estuvieron entre nublado, cerrado pero no muy intenso, y la puesta del sol en el que las nubes se abrieron algo y los rayos de sol volvieron a iluminar el paisaje urbano y suburbano. En general, el rendimiento tonal de la película también resultó bastante adecuado.

El resumen de esta segunda experiencia con este tipo de película es que definitivamente la forma en que nos devuelve los tonos y los colores me gusta. No alcanza los niveles de películas de más postín como la Kodak Portra 160 o 400, o la Fujicolor Pro 400H de la que os hablé recientemente, pero están muy bien. Y debe ser que mi forma de exponer la película en este carrete ha sido más detallista y atinada, por lo que el grano resultante aparece más fino. Aunque en principio la cámara es la misma, con el mismo fotómetro incorporado y la misma técnica de evaluación de la exposición. Todavía me quedan unos cuantos carretes de esta película. Ya os iré contando.

Kodak Gold 200 con Canon EOS 650, tras observar los resultados de la Pro Image 100

El sábado pasado os presentaba los resultados del primer carrete de película Kodak Pro Image 100, una película que lleva poco tiempo comercializada en Europa y que ha levantado muchas expectativas. No es nueva, como indicaba, ya que llevaba tiempo comercializándose en otros continentes. El caso es que cuando mandé a revelar el carrete que presentaba ese día fue acompañado por otro de Kodak Gold 200 que había expuesto también con la Canon EOS 650, con el EF 28/1,8 USM o con el EF 40/2,8 STM unas semanas anteriores al Pro Image 100. El sábado no se me ocurrió ir comparando los resultados de ambos carretes, pero cuando me dediqué al Gold 200, me pareció que sí que había materia para un comentario.

La Kodak Gold 200 ya la había usado previamente. Pertenece a una gama de películas que está, al menos en teoría, un nivel por encima de las opciones más económicas como la Kodak ColorPlus 200 o la Fujicolor C200, pero por debajo de las opciones profesionales de ambos fabricantes. Lo cierto es que mis experiencias previas no eran malas, habiendo comprobado que no hay ningún problema para exponerla a un índice de exposición de 100 con buenos resultados.

Si comparamos las fichas técnicas de ambas películas, Kodak Gold 200 y Kodak Pro Image 100, vemos que plantean algunas diferencias. Obviamente la sensibilidad nominal, ISO 100 en la Pro Image 100 e ISO 200 en la Gold 200. Las características de conservación de la película. La Gold 200 estaría bajo la recomendación general de guardar a la fresca, mientras que la Pro Image 100 se publicita como una película que se puede conservar a temperatura ambiente. Y una cuestión sobre el rendimiento de la emulsión, la Gold 200 se anuncia como una película de tonos saturados polivalente, mientras que en la Pro Image 100 se insiste en la excelente reproducción de los tonos de la piel. Otra cosa que llama la atención es que en la hoja de la Gold 200 se insiste en la grano fino, mientras que la de la Pro Image 100, menos sensible, no se menciona. La cuestión es que según el particular índice de grano en la copia de Kodak que aparece en ambos folletos, el de la Pro Image 100 sería de 43 para una copia de 10 x 15 cm (tamaño postal), y el de la Gold 200 de 44. Prácticamente, el mismo. Según ellos, para que se aprecie diferencia entre dos emulsiones, debe haber una diferencia de al menos 4 unidades, para el promedio de los observadores. Si no lo he entendido mal.

El carrete lo usé en dos circunstancias o escenarios. En primer lugar, en la última visita que hicimos al Museo Pablo Gargallo un primer domingo de mes, el mismo día que llevé la Holga 120N con la Ilford Delta 3200, me llevé la EOS 650 con la Gold 200 y el EF 28/1,8 USM. Este angular muy luminoso de Canon nunca tuvo mucho predicamento, y mucho menos cuando llegó la tecnología digital. Sin embargo, a mí siempre me ha procurado unos resultados correctos. Con película tradicional aprovechables en general en toda la gama de aperturas. Con digital, quizá convenga diafragma para conseguir unos buenos resultados que, sin ser brillantes, no dejan de ser aprovechables. A pesar de ser fotografía en interiores con sólo ISO 200, la alta luminosidad del objetivo me permitió obtener resultados razonables. Como el carrete que comentaba el sábado, las fotos han sido reveladas y escaneadas en Malvarrosa Film Lab.

El resto del carrete es más comparable al Pro Image 100. Fotografías en exterior, a ser posible a partir de las siete de la tarde, lo cual todavía es mucha luz en verano y en Zaragoza, y con el EF 40/2,8 STM, que ofrece una solución bastante ligera para pasear por la ciudad. Aquí es donde más me han llamado la atención los resultados. Por más que miro los archivos escaneados, con una resolución de casi 20 megapíxeles, a pesar de ser la Gold 200 una película más sensible, yo percibo menos el grano y percibo más nitidez en la imagen que con la Pro Image 100. Y las diferencias en los colores no me parece muy acusada; quizá algo más saturado, como se anuncia por parte del fabricante, en la Gold 200, pero dentro de unos límites razonables para permitir su uso general y no para ser destinada a un uso especializado como la Ektar 100. Si miro precios, en la primera página que me viene a la cabeza, encuentro que el precio de la caja de 5 carretes de Kodak Pro Image 100 es de 27,40 euros, IVA incluido, lo que supone un precio unitario de 5,48 euros por carrete de 36 exposiciones. El Kodak Gold 200 está a 4,22 euros, IVA incluido, por carrete de 36 exposiciones.

Sinceramente, para mí no tiene sentido el dudar. Siendo un 23% más barata, con una buena tonalidad muy polivalente en el color y con un grano muy similar según la hoja técnica, y según mi impresión subjetiva menor, la Kodak Gold 200 sería una película de elección. Salvo que queráis aprovechar esas características de alta resistencia al calor y la humedad que se dan en los países tropicales para los que estaba destinada en origen la Kodak Pro Image 100. Más clara, agua.

Kodak Pro Image 100 con Canon EOS 650 - primera experiencia

Cuando yo empecé en esto de la fotografía, si ibas a una tienda y pedías un carrete de película negativa en color, y no decías nada más, te ponían sobre el mostrador un carrete de ISO 100. Lo de considerar los ISO 200 y 400 como películas mucho más polivalentes, con suficiente calidad, y aptas para una variedad de situaciones, en lo que se refiere al color, fue algo que se impulsó en los años 90 del siglo XX. Por supuesto, los profesionales, especialmente los del reportaje, estaban más al cabo de la calle de las emulsiones de más sensibilidad. Al fin y al cabo, llevaban décadas usando en blanco y negro la Tri-X de Kodak, con su sensibilidad nominal ISO 320/400 según formatos.

Hoy en día, podríamos decir que es al revés. Las películas en color más fáciles de encontrar en los comercios son muy limitadas salvo que te vayas a tiendas especializadas en internet. Y suelen ser emulsiones para aficionados de ISO 200-400 de Kodak o Fujifilm. En los sitios "cool", pues las correspondientes Lomography. Y efectivamente son más versátiles porque es posible utilizarlas en diferentes situaciones de luz. Sin embargo, a veces echas de menos la emulsión de ISO 100, especialmente si hay mucha luz y quieres abrir el diafragma para separar al sujeto principal del fondo. Hay que tener en cuenta que muchas cámaras para película, especialmente si tienen sus años, tienen velocidades máximas de obturación que no pasan de 1/1000 segundo. En el caso de las compactas, por prestigiosas que sean, no pasan del 1/400-1/500 segundo. Por lo que si abunda la luz... pues hay que cerrar el diafragma.

La Kodak Pro Image 100 es una película que lleva unos cuantos años en el mercado, pero limitada a los mercados de Sudamérica y Asia. A pesar del adjetivo "Pro" de "Professional", es claramente un producto para aficionados. Y se ha publicitado como muy resistente al calor y la humedad. Muy adecuada para esos países tropicales o ecuatoriales de luz abundante, y dura en muchas ocasiones, con climas cálidos. Pero es que esa es una situación que ya encontramos en España en los últimos veranos, batiendo records de temperatura media. Es cierto que, en Zaragoza, el problema de la humedad no suele darse. Pero calor... para dar y vender. Desde hace un año, esta película se comercializa ya oficialmente en Europa. Así que me hice con una cajita de cinco carretes y he probado el primero.

Para exponer este carrete he usado la Canon EOS 650 con diversos objetivos. Como me la llevaba en mis caminatas por la ciudad para hacer ejercicio, el EF 40/2,8 STM, muy compacto y ligero, era uno de elección. Un día que fui a caminar por el Ebro en la zona del azud, me llevé el EF 200/2,8L USM con el duplicador Extender EF 2X, su primera versión. Unos días antes, observé abundancia de aves próximas a la orilla. Ese día estaban en el centro del río, claro. Y también usé algún día el Tamron 35/1,8 VC SP, de excelente calidad, pero más pesado y talabarte.

Como me indica Gema, la operadora de Malvarrosa Film Lab que me ha remitido las fotos una vez reveladas y escaneadas a una resolución de casi 20 megapíxeles, se encontraron con un carrete bien expuesto, lo cual es normal dado mi familiaridad con el sistema Canon EOS y sus razonablemente competentes exposímetros, ligeramente tendentes a la sobreexposición en las cámaras de hace 30 años, y que se ha comido sin problemas el contraste de las escenas veraniegas, manteniendo detalles en sombras y luces.

Mi impresión es que no tiene la calidad de las películas auténticamente profesionales de Kodak en las sensibilidades más bajas, la Ektar 100 y la Portra 160, pero es más económica, tiene calidad suficiente, y es más sencilla de usar que la Ektar 100, cuyo carácter de película para paisaje la hace más compleja de usar por su contraste y saturación en determinadas ocasiones. Creo que no me va a importar tener en la nevera siempre algún remanente de esta película. Aunque puede que haya que depender de internet para comprarla. Ya veremos.

Película en color de alta sensibilidad - Fujicolor Natura 1600

No es fácil encontrar en estos momentos películas negativas en color de alta sensibilidad. Hay algunas de ISO 800, y cabe la posibilidad de forzar el revelado de algunas como la Kodak Portra 400, expuestas a índice de exposición de 800 o 1600. Pero Fujifilm parece que mantiene todavía en su catálogo, esto nunca lo sé con seguridad, su película Fujicolor Natura 1600. Hace unos años, Fujifilm sacó al mercado una pequeña compacta, decían que de buena calidad, no tengo más referencias, que se llamaba Fuji Natura Classica, con un objetivo zoom 28-56 mm f/2,8-5,4. Lo de "Natura" parece que no viene de estar pensada para el fotógrafo de naturaleza, sino de estar pensada para ser usada con luz natural en una diversidad de situaciones, incluidas las de escasez de luz. Y para ello, una película negativa en color de alta sensibilidad acompañante vendría bien. Y esta es. No es barata. Contad con 12,5 euros o más, más lo costes de transporte, porque es difícil encontrarla en la ciudad que uno vive. Parece que Fujifilm siempre la pensó para el mercado interno nipón, y por ello los lotes que salen al resto del mundo son escasos y caros.

Este no es el primer carrete de este tipo que expongo. Pero sí el que mejor me ha quedado, aquel al que más partido le he sacado. Para empezar, porque no me he limitado a usarla en situaciones de escasa luminosidad. Y también por la solidez de la cámara que he utilizado, la treintañera Canon EOS 650. El revelado y digitalizado de los negativos lo he encargado en Carmencita Film Lab.

Una parte del carrete lo expuse en exteriores. El domingo 3 de enero de 2019 fue domingo de carnaval, y como es tradicional, las calles del centro de Zaragoza se animaron con las comparsas del conde del Salchichón y de Gigantes y Cabezudos. Una mañana de buen tiempo, pero si excesos de luz y contraste, por estar el cielo ligeramente velado con nubes altas y finas. Mi intención era de exponerlo a un índice de exposición 800... pero me líe... y se quedó expuesto a su sensibilidad nominal. No pasa nada.

Después, nos dirigimos hacia el Museo Pablo Gargallo, pasando por los puestos de artistas callejeros del mercado dominical de San Felipe, donde también obtuve alguna instantánea. Decir que en este rato de paseo callejero usé la cámara con el discreto Canon EF 40/2,8 STM... que la verdad es que va muy bien. Estoy muy satisfecho con el aspecto de las fotografías. En las que se nota la granularidad, como no podría ser de otro modo, con esa sensibilidad, pero no me molesta.

Ese fin de semana recibimos visitas de fuera. Fue puente en Zaragoza por la festividad local de la Cincomarzada al siguiente martes. Aunque yo trabajé el lunes. Y dado que los primeros domingos de mes los museos municipales son gratuitos, nos dirigimos al Museo Pablo Gargallo, que para mí es el más bonito y agradable. Y donde me gusta ir a hacer fotos de vez en cuando, aprovechando para probar una diversidad de combinaciones de cámaras y películas en condiciones de luz limitada o muy limitada.

Para estas fotografías en interiores había echado a la bolsa dos objetivos más luminosos que el 40/2,8. Por un lado, el Tamron 35/1,8, que además proporciona una distancia mínima de enfoque muy ventajosa y estabilización óptica de imagen. Por otro lado, un Canon EF 85/1,8 USM, para cuando quisiese cerrar el encuadre en torno al motivo principal, o cuando viniese bien mantener cierta distancia con la escena o el objeto fotografiado. Es un objetivo antiguo, con una fórmula óptica que se remonta a 1992, pero que sigue dando buenos resultados. He escuchado alguna vez la especie de que era una versión automatizada del FD 85/1,8 de 1979, pero eso no parece cierto. El objetivo 1979 tenía una fórmula óptica de seis elementos en cuatro grupos, mientras que el EF de 1992 son nueve elementos en siete grupos. Es un objetivo más complejo y mejor corregido, que sí que tiene cierto parentesco con el EF 100/2 USM, prácticamente gemelo exteriormente, pero con un elemento menos en su fórmula óptica. En cualquier caso, el EF 85/1,8 USM ha aguantado con dignidad en la avalancha de nuevos objetivos con la misma focal, de similar o superior luminosidad máxima, y de precios muy superiores, que se ha producido en los últimos años destinados a los sensores digitales más exigentes.

La experiencia con esta película me ha resultado mucho más positiva que en la ocasión anterior. Evidentemente, el primer punto a considerar es que no necesariamente hay que reservarla a situaciones de luz disponible escasa. Un uso general, pero en el que es necesaria una buena reserva de sensibilidad para conseguir velocidades de obturación elevadas, incluso cerrando algo el diafragma también le conviene sin problemas. Siempre he pensado que las películas de Fujifilm tenía colores más agradables que las de otras marcas. Mas agradables no siempre significa más fiel a la realidad. Pero sí estéticamente placenteros o que generan un carácter en la imagen que les dota un plus de expresividad. Como ya he dicho anteriormente, la estructura del grano no me disgusta en absoluto, aunque hay que evitar a toda costa la subexposición. Aunque el laboratorio intenta corregir en el digitalizado los posibles errores de exposición, cuando esta se produce por el lado de la subexposición, o cuando hay un dominio de tonos oscuros, de clave baja, el grano se hace mucho más presentes. Pero si está bien medida la luz y bien expuesta la fotografía, y además se trata de una escena en clave alta, el resultado es estupendo. Creo que si se me pone a tiro, la usaré en más ocasiones.